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Crisis en las Familias

 CRISIS EN LAS FAMILIAS
  
 

Es preciso definir primeramente lo que se entiende por crisis. La crisis supone la aparición brusca de síntomas, generalmente en respuesta a un estrés, que supone una ruptura del ciclo vital del individuo y en la que intervienen factores personales y ambientales. Se desencadena cuando ante un estrés grave, un problema serio o una situación amenazante, los mecanismos habituales del individuo de afrontamiento de problemas y búsqueda de soluciones, no cumplen con sus posibilidades. Se produce un desequilibrio entre la importancia y dificultad del problema, y los recursos de que dispone para enfrentarlo. La crisis sería un periodo transicional a partir del cual puede que se desarrolle un trastorno mental porque el individuo se enfrentó al conflicto de forma desadaptada; o al contrario, puede superarla satisfactoriamente, saliendo fortalecido y más capacitado para afrontar futuras dificultades, ya que supo buscar nuevas perspectivas y enfoques.
La noción misma de crisis conlleva la urgencia y la necesidad de una intervención terapéutica.
La naturaleza de la crisis es muy diversa. Puede surgir como respuesta a un suceso traumático: fallecimiento de un ser querido, separación conyugal, quiebra económica, problemas laborales, como manifestación aguda de un trastorno subyacente: intentos de suicidio, descompensaciones de un miembro de la familia con trastornos graves de personalidad e incluso puede entenderse, en un sentido más amplio, como un momento de tránsito vital.
La intervención en crisis se centra en la acción de un equipo multidisciplinario, donde trabajen un equipo de profesionales de varias disciplinas. La ayuda ha de ser inmediata. Muy importante es proporcionar asistencia allí donde se produjo la crisis. Además hay que ofertar una continua disponibilidad. El enfoque se centrará en el problema y situación actual. Se tiene que procurar mantener la integridad del grupo familiar y estimular sus mecanismos positivos de afrontamiento del estrés.

Así, los tres objetivos principales de la intervención en crisis serán:

  • Definir la naturaleza del problema.
  • Implicar al sujeto y su entorno sociofamiliar, si es posible, en la búsqueda de soluciones al conflicto.
  • Valorar la necesidad de un tratamiento individual/familiar más a largo plazo si fuese necesario.

En última instancia, la filosofía de la intervención en crisis es la de la prevención secundaria interviniendo sobre el individuo, la familia y el entorno, evaluando precozmente el conflicto, aplicando técnicas terapéuticas específicas y evitando así el desarrollo de complicaciones posteriores.
El individuo en crisis está incluido en un contexto familiar y social, por lo que el abordaje ha de ser global. Es necesario conocer la dinámica y estructura de la familia, su actitud hacia el miembro referido como paciente, su manera de afrontar crisis anteriores y los posibles factores de cambio o de conflicto que hayan podido ocurrir.


La descompensación familiar puede considerarse desde una doble óptica:

  • Cuando es toda la familia la que experimenta un estrés vital, no habiendo un único paciente identificado (por ejemplo, en el caso de la muerte de un familiar).
  • Cuando, aún habiendo un paciente identificado, toda la familia participa del malestar y sufrimiento del individuo en crisis (o de las consecuencias de sus actos); e incluso puede ocurrir que los problemas de éste reflejen los de la familia. Así puede suceder que la inminencia de un cambio en la familia, la alteración en la comunicación o la aparición de conflictos entre sus miembros, suponga una ruptura del equilibrio intrafamiliar y la descompensación psicológica de uno de los miembros, más vulnerable en esos momentos
  • Es necesario ofertarles un espacio en el que puedan formular preguntas, expresar sus preocupaciones, miedos, sentimientos de culpa, de impotencia, etc.

En una situación de urgencia las familias experimentan un gran estrés, que puede aumentar si se sienten ignorados o poco apoyados. En estas condiciones las actitudes pueden variar desde el enfado, irritabilidad, hostilidad franca hasta nula colaboración.
Con la primera entrevista, primer contacto, se intenta por una parte aliviar la ansiedad del grupo familiar ante una emergencia; y por otra parte, analizar la dinámica familiar así como su actitud hacia el paciente. Es importante valorar si los problemas del paciente son producto de un conflicto intrapersonal, o son un reflejo de los de la familia.

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